Me veo y no me veo. Me busco y no me encuentro...
No sé nada, no sé que hago aquí,.... ¿cuál es el sentido?
Soy una infinitesima de universo, soy la nada y el todo de mi creación.
Observo. Lo transcendental no es mi transcendental....
(Joder, no veo de cerca...)
Intuyo....
¿Dónde esta mi risa? ¿dónde esta mi superación?
¿Cuál es mi destino?
¿Quien soy?
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
Últimas estrofas recitadas en la película Invictus del poema escrito en 1875 por el poeta inglés William Ernest Henley (1849–1903).
Fuera de la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.
En las feroces garras de la circunstancia
Ni he gemido ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Es inminente el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
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